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La historia comienza cuando Pablo, futuro biólogo e hijo de Jesús Devesa otro gran biólogo e investigador de la facultad de medicina de Santiago de compostela, tuvo un accidente en coche que acabo en una desgracia.Pablo estaba entre la vida y la muerte en la UCI del hospital de Santiago con una grave lesión cerebral.
Los médicos comunicaron a sus padres que no podían hacer mucho por el joven, y sus movimientos se verían tan limitados como los de un paralítico cerebral.
Devesa, su padre, no podía afrontar esa idea y decidió curar a su propio hijo con la medicina que el había ensallado en su propio laboratorio con resultados exitosos.La única objeción era haber hecho sus experimentos sólo con ratas, pero es un riesgo que tenía que correr y no lo dudó.
La frase bíblica que le dió fuerza para seguir adelante fue “Hijo mío, levántate y anda”.
Devesa utilizó la única carta que conocía para hacerle frente a las lesiones medulares: La hormona del crecimiento.
Cuando su hijo salió del coma, Devesa comenzó a tratarlo en ese mismo hospital bajo su responsabilidad con el trato de las hormonas.Luego, llegarían los ejercicios para la estimulación sensorial con los que pudo recuperar el habla y la visión.
No tardó en reaccionar al tratamiento, ese Pablo con lesión cerebral quedó atrás.Finalmente se levantó y fue capaz de elaborar una tesis y actualmente es biólogo de prestigio.
Periódico EUREKA nº 8
Domingo, 11 de abril de 2010
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